Ultravioleta B (UVB): Provocan quemaduras y manchas.
Ultravioleta A (UVA): Son la causa principal del envejecimiento (elasticidad y arrugas), dañan el ADN y da paso a radicales libres en nuestro organismo.
Infrarrojos: Radicales libres, dañan el ADN, disminuyen el colágeno natural de la piel, aumenta la pérdida de firmeza y elasticidad.
A la hora de adquirir un protector solar tenemos que fijar especial atención en el packaging y obsevar de que rayos ultravioleta nos protege. Por Ley todos protegen de los ultravioleta B, y aunque todos deberian de proteger de los UVA, encontramos protectores solares (económicos o no) que carecen de ello.
En cuanto a los infrarrojos, es una tecnología que lleva poco en el mercado y por tanto pocos cosméticos disfrutan de este nuevo standard de protección.
La defensa natural de nuestra piel nos deja un tiempo limitado antes de que se produzca enrojecimiento o quemaduras. Ésta defensa podrá ser aumentada aplicando nuestro fotoprotector. Funciona calculando los minutos que normalmente tardaría tu piel en quemarse sin llevar protección alguna.
Por ejemplo una piel clara tarda 15 minutos pues lo multiplicaremos por el FPS elegido, pongamos un factor 6. Puesto que 15x6=90 dispondremos de 90 minutos antes de empezar a quemarnos.
Cuanto más alto sea el FPS, mayor será la protección.
Otro dato importante es que deberemos reaplicarlo pues ningún FPS dura más de 2-3 horas ademas de verse disminuido por el contacto con el agua y el roce de la ropa.
Una pregunta frecuente es si nuestro fotoprotector dura de una año para otro, pues bien al igual que cualquier otro cosmético suele ser una vez abierto un año, lo encontraremos en el packaging.
Espero que hayais aprendido alguna cosilla más. ¡Hasta la próxima!
Hola, Marta, ¡y tanto que se aprende en tu blog!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu trabajo, y mi felicitación y enhorabuena.
Estoy encantada de haberte encontrado, :)))
¡un beso enorme!